El 22 de abril celebramos el día Internacional de la Madre Tierra; podríamos discutir sobre si es una verdadera celebración o un simple recordatorio de que debemos comenzar a actuar ante los cambios climáticos que afectan a nuestro entorno. Las efemérides nos muestran una realidad que al día de hoy puede ser ajena a nuestra sociedad, no obstante, podemos estar seguros que, lo que parecía ser lejano o ajeno a nosotros, hoy en día ya es algo real que nos va afectando de diferentes maneras. Las efemérides ambientales tienen como objetivos, concientizarnos sobre los cambios que han afectado al planeta, y cómo el ser humano y su entorno se debe ir adaptando a cambios para los que no estaban preparados. Nos informan además lo que “deberíamos” realizar para mitigar o controlar los efectos que provoca el cambio climático. Hemos leído de extinción de especies, contaminación de océano, el aire y la atmósfera, escasez hídrica, así como también de la deforestación de bosques y selva, pero ¿cómo nos afectan estos aspectos ambientales? ¿somos conscientes de la preservación del medio ambiente?, La conmemoración de estos días, ¿nos hace reaccionar?, las respuestas pueden variar según nuestras necesidades sociales, porque mientras menos afecta el bienestar social, más alejados nos sentimos de la problemática ambiental, así lo explica Luis Cifuentes académico de la Pontificia Universidad Católica de Chile, “nos preocupamos del medio ambiente en cuanto afecta al bienestar del ser humano. Por lo tanto, los problemas que llamamos ambientales son realmente problemas sociales, ya que lo que nos preocupa es la pérdida de bienestar que sufrimos los humanos”.
El 12 de noviembre de 1997 en la conferencia general de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, se realizó la declaración sobre la responsabilidad de las generaciones actuales para con las generaciones futuras, en su Artículo 5 “Protección del Medio Ambiente”, se establece:
Para que las generaciones futuras puedan disfrutar de la riqueza de los ecosistemas de la Tierra, las generaciones actuales deben luchar en pro del desarrollo sostenible y preservar las condiciones de la vida y, especialmente, la calidad e integridad del medio ambiente.
Las generaciones actuales deben cuidar de que las generaciones futuras no se expongan a una contaminación que pueda poner en peligro su salud o su propia existencia.
Las generaciones actuales han de preservar para las generaciones futuras los recursos naturales necesarios para el sustento y el desarrollo de la vida humana.
Antes de emprender grandes proyectos, las generaciones actuales deben tener en cuenta sus posibles consecuencias para las generaciones futuras.
Casi 3 décadas después podemos afirmar que el cambio climático no será un problema para las generaciones futuras, sino más bien, ya es un problema para las generaciones actuales; problemas que van sucediendo día a día, afectando el bienestar del ser humano.
Estudios ya dan a conocer estos efectos, por ejemplo, en el último tiempo se han registrado las temperaturas medias más altas cada temporada, superando los últimos años el peak del año anterior, al tiempo que las personas se ven afectadas por desastres naturales y nuevas enfermedades que ya se habían erradicado comienza a resurgir la sensibilidad por el clima.
El cambio climático ha llegado a romper el paradigma, a exponer distintas realidades, a concientizarnos sobre el cuidado de los océanos, flora y fauna, etc. A demostrar que situaciones que podrían darse por sentado ya no lo son; no por vivir en un país con abundancia de agua como es el caso de Chile o en el sur de nuestro país donde llueve la mayor parte del año, los problemas de escasez hídrica no van a existir. “El año 2021 cerró como uno de los años más secos en la historia del país, registrando un déficit de precipitaciones de más de un 50%, una reducción en el agua de embalses, y una significativa disminución de los caudales en los principales ríos del país. Fue a fines del año 2021 que 184 municipios fueron declarados con falta extrema de agua, concentrando al 47% de la población, repartida desde Atacama y Los Lagos.
Producto de lo anterior, en enero del año 2022 el Gobierno lanza un Plan de Emergencia para enfrentar la crisis hídrica de nuestro país, con el objetivo de aumentar la disponibilidad de agua, mejorar la eficiencia en su uso y asegurar el abastecimiento para el consumo humano y producción de alimentos. El plan tiene 4 puntos como ejes fundamentales:
- Uso de agua desalada
- Tecnificación de riego para la producción de alimentos
- Agua potable rural
- Uso eficiente en ciudades
El esfuerzo por adaptarse al cambio climático nos ha llevado a invertir en ciencia, buscar alternativas compatibles y funcionales para la conservación del medio ambiente. Por ejemplo, el año 2022 Kenia sufrió la peor sequía de los últimos 40 años, situación que los obliga a adaptarse y proponer acciones claras ante la sequía extrema, medidas que pueden llegar a ser muy complejas y a la vez muy simple. Una muestra de ello fue la campaña para impulsar la moda sostenible, presentado ese mismo año en la Conferencia de la ONU sobre comercio y desarrollo, recalcando sus beneficios y sus efectos positivos en nuestro entorno, y a su vez, como la industria de la moda convencional es la segunda más contaminante del planeta; “Confeccionar unos jeans requiere unos 7.500 litros de agua, el equivalente a la cantidad de ese líquido vital que bebe una persona promedio en siete años”.
¿Esfuerzo Inclusivo y Colectivo?
La adaptación al cambio climático puede ser un esfuerzo inclusivo y colectivo, en lugar de individual. La elección de los arreglos colectivos está ligada a un llamado a la solidaridad. Se distingue entre unilateral (ayudar a los miembros de la comunidad con alguna necesidad) y la solidaridad bilateral (promover un interés común) y entre la solidaridad voluntaria y obligatoria.
En este contexto, Chile tiene como visión para los próximos 30 años planificar un desarrollo urbano inclusivo, resiliente al clima y bajo en emisiones a lo largo del ciclo de vida de las ciudades, considerando el diseño y la construcción sustentable, la gestión eficiente de la energía y residuos, y la armonía con los recursos naturales del territorio, en concordancia con la Política Nacional de Desarrollo Urbano de Chile.
El informe “Estrategia Climática de largo plazo de Chile” afirma que involucrar a todas las personas en los desafíos climáticos constituye hoy una tarea critica e ineludible, los cambios a realizar comprometen y afectan a los estilos de vida, los patrones de consumo y producción sustentable, así como los imaginarios y la forma en la que los pueblos y las sociedades conciben la vida en común y para que se puedan dar, es necesaria la conformación de comunidades y ciudadanías conscientes de la magnitud e importancia de la tarea, y corresponsables con su impulso. A este esfuerzo a realizar se le ha denominado “Acción para el Empoderamiento Climático” y se ve reflejado en la figura 1.
En COLUN Reconocemos la importancia de proveer los servicios necesarios para un adecuado balance en la naturaleza, nuestro modelo de sostenibilidad tiene sus bases en los principios cooperativos, lo que promueve una relación permanente con el entorno natural y nos mantiene en contacto directo con el medio ambiente.