Impacto de las Cojeras en el Bienestar Animal
Las cojeras representan uno de los problemas de bienestar más comunes en un rebaño lechero. A pesar de ser un problema multifactorial la alta presentación de patologías podales se debe a que las extremidades de las vacas son áreas sensibles que se lesionan con mucha facilidad provocando cojeras de severidad variada. Una cojera corresponde a cualquier desorden estructural o funcional que afecta a una o más extremidades o a la columna vertebral (Stashak, 2002). En el animal esta condición se caracteriza por producir dolor (en distinto grado dependiendo el tipo de lesión), alteración en ciertas conductas vitales, como desplazarse y caminar (conducta crucial para la obtención de alimento y agua), reducción en las interacciones sociales dentro del grupo. Además de pérdida de condición corporal y disminución de la fertilidad.vaca con cojera serveraLa susceptibilidad a desarrollar una cojera varía de un animal a otro dentro del rebaño. Estudios reportan que los animales más susceptibles del predio corresponden a las vacas más viejas del plantel, las que están en el peak de la 3era o 4ta lactancia, vacas de alta producción particularmente al comienzo de la lactancia, animales con condición corporal menor a 3 antes y al momento del parto, entre otros (Ito y col, 2010; Green y col, 2002; Hoedemaker y col, 2009). En términos económicos, las cojeras generan importantes pérdidas, no solo por la reducción en la producción de leche, sino también por los costos asociados a ella (costos veterinarios, tratamiento, medicamentos etc). Es fundamental que los productores, encargados y/o responsables de los animales, conozcan muy bien como es la situación de cojeras en el predio, principalmente para saber cuándo y cuál es la acción correctiva más adecuada a considerar para asegurar el bienestar de los animales. Existen diversos criterios para medir las cojeras en un predio. Sin embargo, una manera de analizar el estado del rebaño considerando bienestar y costos económicos asociados, es el descrito por EFSA (2009) quienes señalan 4 criterios básicos descritos a continuación:
Incidencia:describe la proporción de animales que experimentan uno o más episodios de cojeras. Se expresa como incidencia anual (casos/año).

Severidad:define el costo individual en términos de estrés y pérdida de función de la o las extremidades.

Duración
:define la amplitud promedio de tiempo durante el cual los animales sufren estrés y pérdida de función como consecuencia de la cojera.
Prevalencia:es la proporción de animales observados cojos en un periodo de observación. Medida compuesta por incidencia y duración.Es importante recordar que, para mantener una adecuada calidad ética del producto (leche o carne), es necesario, reducir al máximo la prevalencia de esta patología en el grupo, no solo para reducir las pérdidas económicas, sino también para garantizar el compromiso de la empresa con el bienestar animal. Como hemos mencionado anteriormente, las cojeras son un problema multifactorial y de complejo análisis. Es un tema que aborda diversos factores que pueden ir desde factores microbiológicos o medio ambientales hasta genéticos. Sin embargo, en esta edición nos enfocaremos en ver el impacto que tienen las cojeras desde el punto de vista de los animales. Una buena herramienta es analizar de qué manera afectan las cojeras a las cinco libertades o “five freedoms” de los animales (Farm Animal Welfare Council, 1992). Estas cinco libertades (como hemos visto en ediciones anteriores) son reconocidas a nivel mundial como lo mínimo que debe tener un animal para asegurar un adecuado bienestar en un sistema productivo. A modo de recordatorio las cinco libertades son las siguientes:
  1. Libres de hambre y sed.
  2. Libres de incomodidad.
  3. Libres de dolor, injurias y enfermedad.
  4. Libres de poder expresar su comportamiento normal.
  5. Libres de miedo y distrés.
A continuación, un breve análisis del impacto que tienen las cojeras en cada una de ellas:

LIBRES DE HAMBRE Y SED

Vaca con cojera crónica
FIGURA 1. Vaca muy delgada
a consecuencia de una cojera crónica.
Un animal con una lesión podal va a disminuir su condición corporal por pérdida de peso a consecuencia de inapetencia y cambios en los hábitos alimenticios, asociado principalmente a la debilidad y disminución en la conducta de forrajeo como respuesta a la dificultad o falta de movilidad. Vale decir, una vaca coja reduce el número de veces que se acerca al comedero, el tiempo que destina a alimentarse, además de disminuir su habilidad por competir por los recursos con el resto del rebaño. Esto último es más notorio en aquellos sistemas productivos con estabulación donde los animales son alimentados varias veces durante el día y el animal debe competir con el resto del grupo para tener acceso a la comida. Este conjunto de cambios puede deteriorar la condición corporal y en el caso que la cojera no sea tratada a tiempo, es posible que al animal termine muy flaco e incluso caquéctico (figura 1). Sin embargo, para algunos científicos la situación es a la inversa, señalan que las vacas más delgadas del rebaño son más propensas a presentar cojeras, debido a la asociación entre condición corporal del animal (CC) y el grosor del cojinete plantar. Bicalho y col (2009) encontraron una asociación entre condición corporal, grosor del cojinete plantar y la presencia de lesión de línea blanca y ulcera plantar. Ellos señalan que el cojinete plantar va disminuyendo su grosor durante la lactancia y alcanza su punto más delgado aproximadamente a los 120 días postparto. Lo cual coincide con la mayor prevalencia de ulcera solear que ocurre durante el pick de lactancia (60 a 100 días en leche).

LIBRES DE INCOMODIDAD

Los animales deben estar libres de incomodidad en el medio en que se encuentran. Esto incluye calidad de los caminos en el caso de vacas a pastoreo, como también diversos aspectos de la estabulación que están asociados con la presentación de cojeras, como por ejemplo ventilación (especialmente durante períodos de alta temperaturas y humedad), frecuencia de limpieza o remoción de fecas y orina, calidad de camas etc. En el caso de vacas cojas, se debe contar con un lugar limpio, seco y cómodo para el descanso y/o tratamiento de animales enfermos. Si tenemos animales cojos separados en algún corral del rebaño debemos poner atención sobre todo en el material de camas, se recomienda material suave que genere menos fricción como son la arena, el aserrín o superficies blandas como goma.
Interacción entre la pezuña y el tipo de superficie de cama
Figura 2. Interacción entre la pezuña
y el tipo de superficie de cama
(adaptado de Cook y col 2009).
Se ha visto, por ejemplo, que la superficie de contacto entre la pezuña y el material de la cama aumenta en el caso de la cama de arena, la cual proporciona amortiguación y genera mayor tracción facilitando al animal cojo el ponerse de pie cuando se compara con cama de colchón (Figura 2). Además, sistemas con estabulación con provisión de camas blandas como aserrín y goma han sido asociado a cojeras de menor severidad comparado con camas de colchón. Se sugiere que  cuando se proporcionan camas más blandas las vacas pasan más tiempo echadas, por lo cual este tipo de superficies favorece la recuperación de la lesión (Ito y col, 2010). Revisar el estado de las camas y la dimension de ellas con respecto al tipo de ganado es otro factor a considerar, particularmente cuando la prevalencia de animales con problemas de inflamación de tarso es alta.

LIBRES DE DOLOR, INJURIAS Y ENFERMEDADES

Como hemos mencionado anteriormente las cojeras son dolorosas para los animales. La clave para evitar la pérdida de esta libertad es básicamente la prevención o el diagnóstico rápido acerca de qué tipo de lesión se trata, esto permite tomar la acción correctiva adecuada reduciendo al máximo el sufrimiento innecesario. No debemos olvidar que las cojeras se caracterizan por producir dolor agudo y crónico, el cual generalmente está acompañado de un proceso inflamatorio y de un estado de hiperalgesia, sobre todo en cuadros de cojera crónica. Incluso se ha reportado que el periodo de hiperalgesia puede tener una duración de 28 días desde que se detectó la lesión (Whay y col, 2017). Por lo tanto, hay que considerar que la recuperación es un proceso lento. Por lo tanto, en aquellos casos donde el animal presente dolor se recomienda el uso de fármacos, bloqueos nerviosos, anestésicos locales, recortes preventivos etc. Lo anterior siempre y cuando sea bajo supervisión de un profesional médico veterinario. La idea es reducir al máximo el estrés y el sufrimiento innecesario.

LIBRES DE PODER EXPRESAR SU COMPORTAMIENTO NORMAL

Una vaca sana realiza múltiples actividades durante el dia, como son: comer, echarse, caminar, dormir, acicalarse, interactuar con sus pares y con su entorno. Sin embargo, estas actividades pueden variar debido a otros factores, como son por ejemplo las cojeras. A modo de recordatorio por ejemplo una vaca a pastoreo destina la mayor parte de su tiempo a alimentarse (CUADRO 1).

CUADRO 1. Presupuesto de tiempo
de una vaca en sistema productivo
a pastoreo (Adaptado de Hassal y col 1993).

Presupuesto de tiempo de una vac

Cuando una vaca esta coja el presupuesto de tiempo cambia, aquí las vacas destinan la mayor parte de su día en la conducta de echada, principalmente para liberar la presión sobre los miembros y evitar el dolor. El reducir el tiempo que destinan a pastorear contribuye a la pérdida de condición corporal lo cual disminuye considerablemente la producción de leche.Es necesario tener en cuenta que las vacas cojas van a permanecer más tiempo echadas o menos tiempo de pie comparado con vacas sanas. En un estudio realizado en planteles lecheros del sur de Chile se encontró que las vacas cojas permanecieron 1.75 hora/día más tiempo echadas al compararlas con las vacas no cojas tanto en pastoreo como en estabulación , especialmente cuando se presentaron las siguientes lesiones: úlceras solear, lesión de pared (enfermedad de la línea blanca, erosión de la muralla por piedras, abscesos de muralla) y pezuña deformada (sobrecrecimiento/rotación) (Navarro y col, 2013).Lo anterior está asociado a que esas lesiones en específico son dolorosas, tanto cuando el animal está de pie como al caminar, por lo tanto las vacas prefieren permanecer más tiempo echadas. A consecuencia de ello, los animales pierden condición corporal por destinar menor tiempo a alimentarse. También se ha identificado otras conductas asociadas a presentación de cojeras por ejemplo el llamado “perching” en el caso de vacas en estabulación. Durante esta conducta, los animales permanecen por largo tiempo parados con los miembros anteriores sobre la cama y los posteriores en el pasillo, probablemente puede ser una respuesta del animal a la incomodidad o dolor, particularmente en lesiones de miembros anteriores, por lo que el adoptar esta posición ayuda a redistribuir el peso del cuerpo hacia atrás reduciendo la presión en los miembros anteriores.

LIBRES DE MIEDO Y DISTRÉS

Los animales son seres sintientes al igual que los humanos. Ellos pueden experimentar altos niveles de miedo y estrés. En el caso de animales con alguna patología podal, el periodo en que se realiza algún manejo o tratamiento de la lesión puede ocasionar miedo y estrés con liberación de altos niveles de cortisol (hormona relacionada a estrés) (Whay y col, 2017). Altos niveles de cortisol pueden deteriorar el sistema inmune y hacer que los animales estén más propensos a presentar alguna patología, además altos niveles de estrés pueden tener una repercusión negativa en la producción de leche. Por lo tanto, se recomienda que el personal que maneje los animales entienda el comportamiento natural de los animales o al menos haya recibido algún tipo de capacitación en manejo de ganado. Es importante una buena interacción humano-animal donde el personal a cargo comprenda que las cojeras son dolorosas, producen debilidad y afectan las actividades del ganado. De esta forma podemos asegurar que los animales tengan un buen trato, reciban un adecuado tratamiento y recuperación, además que el personal tenga una jornada más eficiente y agradable. A parte del manejo, la infraestructura del predio puede contribuir al miedo o estrés que se produce en el ganado.Aspectos como mangas en mal estado, con superficies salientes o ausencias de medios de sujeción adecuado (tijeras o atrapa cabezas) puede dificultar el manejo y hacer más difícil la jornada tanto para el animal como para el personal a cargo.  

REFERENCIAS

Bicalho R.C., V.S. Machado, L.S. Caixeta Lameness in dairy cattle: a debilitating disease or a disease of debilitated cattle? A cross-sectional study of the prevalence of lameness and the thickness of the digital cushion. J Dairy Sci, 92 (2009), pp. 3175-3184.

Cook, Nigel B., and Kenneth V. Nordlund. «The influence of the environment on dairy cow behavior, claw health and herd lameness dynamics.» The Veterinary Journal179.3 (2009): 360-369.

Council, Farm Animal Welfare. The five freedoms. London: Farm Animal Welfare Council, 1992.

Hassall SA, Ward WR, Murray RD. Effects of lameness on the behaviour of cows during the summer. Vet. Rec. 1993; 132:578–580.

Hoedemaker, M., D. Prange, and Y. Gundelach. 2009. Body condition change ante- and postpartum, health and reproductive performance in German Holstein cows.  Reprod. Domest. Anim.  44:167–173.

Ito K, M.A.G. von Keyserlingk, S.J. LeBlanc, D.M. Weary. Lying behavior as an indicator of lameness in dairy cows. J. Dairy Sci., 93 (2010), pp. 3553-3560.

Navarro, G.; Green, L.E.; Tadich, N. Effect of lameness and lesion specific causes of lameness on time budgets of dairy cows at pasture and when housed. Vet. J.2013, 197, 788–793.

Green, L. E., Hedges, V. J., Schukken, Y. H., Blowey, R. W., & Packington, A. J. (2002). The impact of clinical lameness on the milk yield of dairy cows. Journal of dairy science, 85(9), 2250-2256.

Scientific report of EFSA prepared by the Animal Health and Animal Welfare Unit on the effects of farming systems on dairy cow welfare and disease. Annex to the EFSA Journal(2009) 1143, 1–38.

Stashak, T.S. 2002. Examination for lameness. In: Adam‘s Lameness in Horses, Stashak, TS (ed.). 5th ed. Lippincott, Williams & Wilkins, Fort Collins, CO. 113–183.

Whay, Helen Rebecca, and J. K. Shearer. «The impact of lameness on welfare of the dairy cow.» Veterinary Clinics: Food Animal Practice 33.2 (2017): 153-164.

 

 

Acerca del autor(es)

Médico Veterinario, MSc & PhD(c)
University of Queensland, Australia.
Especializada en Bienestar Animal.
Asesora Colun.