En esta charla, se presentaron diferentes temas asociados a cómo debemos afrontar el complejo panorama que nos presentan nuestros campos producto de la sequía que hemos sufrido y cuyos efectos tendremos presentes hasta el retorno de la primavera.
Claramente uno de los principales problemas que enfrentan los productores hoy es la falta de alimento, puesto que el consumo de los forrajes conservados se anticipó bruscamente quedando como actor principal en la dieta del rebaño, al presentarse un nulo crecimiento de pradera por varios meses. El tratar de reducir la entrega de estos suplementos, con el objetivo de hacerlos perdurar el máximo de tiempo posible; indujo a una sustancial y paulatina baja en la producción láctea, sólidos totales, pérdida de condición corporal (CC), problemas reproductivos, entre otros.
Se definió que la alimentación de la vaca debe ser considerada en términos que debemos manejar todos, que se alimentan de materia seca (MS) y no del agua presente en el alimento, como ejemplo, se colocó el caso real de consumo de 60 kg de pasto verde en primavera que alcanza un valor de solo 8 kg de MS que realmente alimentan al animal; por otro lado, un ejemplo más complejo es el de un bolo que pesa 550 kg solo 192 Kg aproximados son utilizables como materia seca.
En este punto se dio principal énfasis al costo de un bolo hoy en día respecto al valor del kilo de materia seca que proporciona ese bolo. Un bolo comprado a $35.000 y que pese alrededor de $550 kg (de buena calidad), le costaría aproximadamente $200 el kilo de MS; a esto debe agregar el flete, saque usted sus propias cuentas y conclusiones.
Un bovino debería consumir para expresar su potencial y cubrir sus necesidades, una cantidad de materia seca del orden del 3% de su peso vivo dependiendo de su etapa productiva. La edad, raza, etapa productiva o curva de lactancia, sistema productivo (pastoril o estabulado), clima, etc., son algunos factores que afectan el requerimiento del animal. A esto debemos agregar que no tenemos que olvidar que los bovinos consumen agua durante todas las etapas de su vida y por lo tanto debemos considerar libre disposición para su consumo. Un ternero puede beber entre 5 a 15 litros al día, mientras que una Vaca seca bordeara los 30 a 60 Litros al día. Durante la época de máxima producción de leche este requerimiento aumenta y puede alcanzar los 90 a 150 litros al día en vacas que producen 30 litros sobre todo si la temperatura es superior a 24°C.
Entonces, ¿cómo enfrentamos la sequía y la entrada del Otoño / Invierno en nuestro sistemas productivos?
La fórmula para alimentar eficientemente en tiempos difíciles se basa en cosas simples pero vitales, debemos conocer los recursos forrajeros que tenemos en el predio y su disponibilidad, es decir, usted debe saber con cuanto cuenta, cuanto le falta ahora y cuanto le faltará en el futuro. Debe saber cuánto come su vaca al día de silo, de pasto seco, concentrado, etc. y entender así el porqué de sus resultados. Pesar los forrajes es fundamental porque solo así podremos abordar el problema y también para poder tomar las mejores decisiones en el futuro a mejor costo.
Otro punto fundamental es tener claro el número de animales que existen en el predio y definir los objetivos que buscamos alcanzar con ellos, si le damos prioridad a las vacas recién paridas y en el primer tercio de la lactancia, o nos enfocamos en mantener condición corporal, en no bajar los sólidos, bajar producción hasta cierto límite sin bajar CC, etc. Estos objetivos también determinaran la mejor forma de optimizar nuestro presupuesto de compras de forrajes, ya que optaremos por aquellos que sean de alto contenido de materia seca y de menor costo (heno, paja, afrechos, harinillas, cascarillas), para llegar a los kilos de MS requeridos cuando no tenemos disponibilidad propia.
Antes de comprar debe cotizar y considerar el flete y descarga del forraje junto con el real aporte que será dentro de la dieta. Maximice la utilización de forrajes propios, incluya heno, paja, afrechos, granos chancados que tienen un menor costo y alta materia seca. Considere que sólo para mantención la vaca de necesita aproximadamente 8 Kg MS y por sobre esto puede obtener resultados productivos óptimos según genética y CC, ya que si la vaca bajó de peso necesitará utilizar el forraje primero para nutrirse, y en segundo plano aumentar producción.
Manejos como el secar anticipadamente (incluso desde los 5 o 6 meses de gestación por baja producción y CC) y priorizar a las dentro de los primeros 120 días lactancia (donde se incluye balance energético negativo y periodo de encaste) ya que estas seguramente entregarán las mayores ganancias de la temporada. Esto implica que debemos proyectar correctamente el número de vacas con partos en primavera y si es necesario evaluar caso a caso la permanencia de la vaca en el rebaño (costos recurrentes por tratamientos, enfermedades, baja CC, RCS altos, etc.) y si está pagando su alimentación.
Independiente del tipo de forraje suplementado, no dejar muchos espacios de tiempo vacíos sin alimento (no dar todo de una solo vez, forrajear tal vez en 2 tandas). Es importante considerar que los forrajes como silo, paja o heno es ideal entregarlos dentro de comedero, pegados al cerco o hacerlos montoncitos, no los entregue en forma lineal, así evitará tanto desperdicio por pisoteo, fecas y orina.
Con déficit de MS hay muy baja disponibilidad de proteína cruda, considere suplementar estratégicamente con tortas o afrechos de oleaginosas o concentrados altos en proteína.