Introducción
En los últimos años hemos sido testigos de un fenómeno poco común en la zona sur de Chile como es la escasez de precipitaciones. Lo que ocurría sólo en uno o dos meses de verano se ha presentado también en primavera y otoño, esto sin duda ha afectado enormemente el crecimiento normal de los cultivos y praderas, repercutiendo directamente sobre los rendimientos obtenidos y a su vez sobre el costo final de granos y forrajes, además de sufrir un deterioro en sus calidades. Este fenómeno pone en jaque la producción, haciendo a los productores menos competitivos y disminuyendo sus márgenes.
En condiciones normales las tasas de crecimiento de la pradera llegan a ser máximas en los meses de octubre y noviembre. Para una pradera de alta producción pueden fluctuar entre 70 y 90 kilos de materia seca por hectárea al día.
Pero con el inicio del estrés hídrico las tasas de crecimiento disminuyen, pudiendo alcanzar los valores mínimos entre enero y febrero, fluctuando entre 0 y 20 kilos de materia seca bajo restricción hídrica severa; entre 20 y 40 kilos con veranos lluviosos; y entre 40 y 60 kilos bajo condiciones de riego.
Para ser más competitivo, es necesario producir alimento más barato. El aumento de la producción de praderas es un factor clave en este desarrollo y el riego junto a la fertilización son factores muy significativos para lograrlo.
Por tanto, una tecnología económica que se adapte a las características climáticas y topográficas de la zona sur hará que se incorpore al riego superficie que tradicionalmente no se regaba. Se estima que Chile podría doblar su producción de leche, por tanto, tener un “segundo piso” o incorporar riego es fundamental para lograr este objetivo.
Despejado el “por qué regar” enfoquemos la atención en las siguientes preguntas;
¿Cuándo regar?
El periodo de déficit hídrico en la zona sur, en el que las precipitaciones no alcanzan a cubrir la demanda de agua de las praderas, se puede extender desde octubre o noviembre y hasta abril.
Comuna: La Unión
Coordenadas UTM Huso 19: X=152131 Y=5532983
Evapotranspiración potencial anual: 852 mm
Meses de mayor evapotranspiración potencial
Mes | [mm] | [m3/ha] |
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Enero | 145 | 1453 |
Diciembre | 137 | 1372 |
Febrero | 109 | 1092 |
Noviembre | 107 | 1070 |
Total | 498 | 4987 |
¿Cuánto regar?
Nissen señala que las mayores producciones se obtuvieron aplicando láminas de agua totales de 550-630 mm, (que incluyen las precipitaciones), en combinación con cortes poco frecuentes de la pradera (periodo de rezago 45 días), alcanzando hasta 18 toneladas de MS/ha.
El índice de respuesta al riego indica que es posible obtener entre 4,6 y 8,0 kg MS/mm riego/ha (Nissen y Robert, 2009). Además del aumento en la producción de la pradera, el riego permite mantener con mayor seguridad los niveles de producción de pasto, mejorando así la planificación de reserva de forraje (Hopkins, 2000).
500 mm (Ene-Mar) producirán 3 Ton MS/ha (Dairy NZ 2010).
Otro dato importante es considerar las 16 horas mínimas de riego/día para los equipos bonificados por la Ley de Riego. Un programa practico ya puesto en marcha hace un par de temporadas por algunos usuarios es totalizar 2.000 horas de riego por temporada, es decir un riego de 20 horas/día en un periodo de 100 días. Comenzando una vez terminado el primer corte para ensilaje, 15 de Noviembre aproximadamente y terminando el 1 de Marzo.
Un verano seco en localidades con déficit severo de humedad en el suelo provocará que el intervalo entre pastoreos pueda prolongarse hasta 50 días o más, en caso de sequía extrema. Claramente el incremento de MS/ha nos permitirá aumentar nuestra carga animal entre un 40-60% en el periodo promedio de 100 días de riego por temporada. Hecho significativo en lecherías estacionales o de mayor proporción de partos en primavera, en donde la persistencia de las curvas de producción de leche y de forraje serán beneficiadas positivamente.
PRIMAVERA |
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¿Sabías Qué? |
Este período es el más delicado en términos de manejo, ya que se produce cerca del 50% del forraje anual, sobrepasando ampliamente la capacidad de consumo de los animales. |
Resumen
En consecuencia podríamos concluir que a través de las distintas alternativas de tecnificación con riego podremos: • Suministrar el agua con seguridad cuando las praderas de alta producción lo requieren (Nov. a Mar., meses de mayor demanda). • Ampliar nuestras alternativas forrajeras mediante la incorporación por ejemplo de maíz, nabos u otros cultivos suplementarios. • Reducir nuestros costos alimentarios por la mayor producción de MS/ há (fertirriego cada 45 días nos duplicaría las tasas de crecimiento). • Distribuir y utilizar de mejor forma los purines (aguas verdes) en las mismas praderas destinadas tanto al pastoreo como al corte para conservación de forraje invernal (primavera temprana previa a la temporada de riego).