Desde la década pasada, en nuestro país se ha estado trabajando sobre las “reservas” o “conservación de forrajes” con diferentes grados de especialización y/o profesionalismo, en consecuencia, obteniendo diferentes niveles de costos y respuestas productivas, con variados niveles de impacto de estos recursos en las empresas pecuarias.
En algunos años nos encontramos que las “reservas” faltan y salimos a pagar precios excesivos por forrajes de subsistencia y en otros nos encontramos con stocks excesivos que agregan una carga financiera al negocio y no aumentos en los parámetros de crecimiento productivo esperados. Es por ello que resulta fundamental que se ponga foco en el logro de la mayor cantidad de nutrientes cosechados por hectárea, ya que estos son los que, en definitiva, actuarán a nivel ruminal para que los ciclos productivos sean más cortos, eficientes y rentables.
POR QUÉ NUTRIENTES
Debido a que los nutrientes, proteína y energía son la porción que reviste mayor importancia en los forrajes, es que debemos focalizarnos en ellos. Aún hay una brecha muy amplia entre hacer forrajes buenos (mayor al 15% de proteína), y lo que realmente ocurre en condiciones de campo. En muestras analizadas por el laboratorio de Colun el año 2016, sólo el 50% corresponde a silos de buena calidad; lo peor de esto, es que el costo por kilo es igual para ensilajes de buena calidad como para los de mala calidad (figura 1). Seguramente esta realidad se da porque buscamos volumen y no calidad.
CUÁL ES NUESTRO PRINCIPAL ERROR
Cuando se piensa en alimento, lo primero que se plantea es el volumen producido, incluso a veces se toman parámetros estandarizados de materia seca (o de tabla), cuando en realidad la variaciones que se ven en condiciones de campo, por ejemplo en los ensilajes, son altísimas; limitando en gran medida los procesos de conservación (figura 2).
El agua contenida y los diferentes porcentajes de fibra de los forrajes, limitan en la mayoría de los casos su ingesta y por lo tanto, la ingesta de nutrientes por parte de los animales, afectando la productividad y rentabilidad del ciclo productivo.
Si pensamos ahora en la fibra, sabemos que ella es necesaria para el “funcionamiento físico del rumen”, pero debe estar en valores que no limiten la ingesta de materia seca y, por ende, de nutrientes. A su vez si el porcentaje de digestibilidad a nivel ruminal es menor al 55% (lo que sucedió en el 25% de las muestras) el potencial productivo se ve seriamente restringido (figura 3).
ESTRATEGIA
Por lo general, cuando se piensa en el incremento de eficiencia o de parámetros de calidad, con lo primero que se lo asocia es con un alza de los costos de producción; este caso quizás represente la excepción a la regla, debido a que haciendo lo correcto en el momento preciso, los costos totales permanecen constantes, mientras que la calidad o la “cosecha de nutrientes” por hectárea se incrementa, diluyendo rápidamente los costos productivos, en mayor cantidad de kilos de nutrientes, y amortizando la tecnología aplicada, que en la mayoría de los casos es de costo cero.
EL ABC PARA LA COSECHA DE NUTRIENTES EN EL ENSILAJE, MEJOR DICHO “HENILAJE”
Sabiendo que el punto que más incide en el costo de la producción del ensilaje es el volumen de forraje producido por hectárea, hay poco que agregar al respecto teniendo en claro que la mejor estrategia, es poder destinar los potreros de mayor producción de materia seca a la conservación y dejar los potreros más degradados para el soiling.
MOMENTO DE CORTE
El momento de corte tiene relación directa con la calidad del forraje obtenido, teniendo claro que las cosechas en estadios fenológicos avanzados, aumentará el porcentaje de fibra con la disminución de los niveles proteicos. A igual costo de producción se obtendrán menos nutrientes por kilogramo de materia seca digestible. En las gramíneas, si el objetivo es lograr altos índices proteicos, se deberá trabajar en estadios de hoja bandera.
La hora de corte debe ser en la mañana, dado que si hay algo de sol y aire se podría secar en el transcurso de la tarde, evitando un mayor tiempo de permanencia a campo, ya que habrá una mayor pérdida de azúcares.
Que la mejor hora de corte sea en la tarde es un mito, dado que la pérdida de azúcar durante la noche, supera el mayor contenido de azúcares de estos cortes.
Respecto a la calidad del corte se debe tener en cuenta que con un corte limpio (no desgarrado) se facilitará y acelerará el rebrote, logrando mayor cantidad de nutrientes proteicos en forma de heno a lo largo del año.
ALTURA DE CORTE
La misma dependerá de la especie de que se trate; es importante destacar que hoy bien vale la pena trabajar en el correcto nivelado de los potreros para permitir el corte a 5 cm.
ACONDICIONADO
Respecto a la necesidad y conveniencia de la adopción y uso de los acondicionadores mecánicos, cabe destacar que cuando se habla de cosecha de nutrientes la incorporación de los mismos es indiscutida, sobre todo para acondicionar los tallos de las ballicas que contienen una alta proporción del agua intracelular, que es eliminada con el picado de los tallos al entrar al silo y soltar esa agua (efluentes).
La disminución de la tasa de respiración y el incremento de la proporción de hojas (y con ellas nutrientes solubles y principalmente proteínas), dan al ensilaje producido una mayor producción de materia seca cosechada por hectárea, además de un incremento exponencial de los nutrientes contenidos en el ensilaje producido.
En algún momento la adopción de los acondicionadores fue cuestionada, pero, con la relación costo beneficio que hoy presenta el negocio, es indiscutible su incorporación, ya que usar solamente pateadores para premarchitar, hace que se pierda mucha hoja que se desprende de la planta original por exceso de golpe (la ballica también se ve afectada por esto), bajando mucho la calidad del ensilaje final por pérdida de proteína que aportaba la hoja, quedando en más alta proporción los tallos que son menos nutritivos.
RASTRILLADO
Respecto al rastrillo cabe destacar que esta operación debe siempre hacerse bajo tres premisas fundamentales. Rastrillar solo pasto y nunca contaminar el forraje con tierra o restos de material muerto. Es importante destacar que cuando los niveles de cenizas alcanzan y superan valores del 8% se comienza a ver disminuido el aprovechamiento de la proteína y energía aportada.
Rastrillar a velocidades de avance que nunca superen los 7 – 8 km/h para minimizar la pérdida de hojas.
Rastrillar el forraje cuando este presente un remanente de humedad contenido en sus tejidos, para evitar la pérdida excesiva de hojas, y para favorecer el aireado de las hileras acelerando el proceso de secado y colaborando con la disminución de la tasa de respiración, para que el heno producido contenga la mayor cantidad de nutrientes solubles.
A pesar de las creencias comunes, que lo mejor es evitar el uso de los rastrillos, es importante tener en cuenta que cuando se puede trabajar con hileras densas (juntando dos o tres) los recolectores disminuyen sustancialmente las pérdidas y minimizan la agresividad con el material que se recolecta, por lo que diremos que el rastrillo es un implemento que ayuda a disminuir pérdidas y mejorar la calidad del heno producido siempre y cuando se lo utilice de la manera correcta
RECOLECCIÓN
La recolección del forraje debe hacerse una vez que este cruzó la barrera del 40% de materia seca, para evitar transportar agua, concentrar azúcares y evitar excesos de efluentes (nutrientes) en los silos, además de mejorar el consumo de nutrientes por parte de los animales.
ALMACENAJE
El heno debe almacenarse en una superficie elevada (que no se anegue) y con pendiente para favorecer el escurrimiento del suelo, los rollos deben ser tapados para evitar que se mojen de modo de no afectar la calidad del heno, y disminuir las pérdidas físicas en beneficio del balance económico de la actividad.
TAMAÑO Y UNIFORMIDAD DE CORTE
Si bien mucho se ha hablado siempre sobre el tamaño de corte, es importante tener en cuenta que la uniformidad de picado comienza a cumplir un rol fundamental cuando se quieren superar niveles del 35% de materia seca (ideal mayor al 40%) en los ensilajes, ya que de no contar con un tamaño constante es probable que se vea muy afectada la compactación e “impermeabilidad” de los silos.
Si bien se sigue respetando la posibilidad y hasta necesidad de contar con un 10% del material con un tamaño de picado mayor a los 2,5 cm para contar con fibra efectiva, nunca se deberá superar los 10 cm para evitar la elección en los comederos y tener perdida directa de materia seca por selección, más aún cuando esta materia seca esta “empapada” de ácido láctico de altísimo valor nutritivo.
COMPACTACIÓN
Si bien se cuenta con embolsadoras de primer nivel, en los silos parva aún falta mayor presencia de tractores o que estos incrementen sus pesos y capacidad de compactación con ruedas duales.
Además, se debe trabajar en gran medida para priorizar la presencia de los tractores arriba del silo y no debajo de este, lo cual es lograble adaptando la manera y método de compactación para transmitir la mayor cantidad de kilos posibles al forraje con el objetivo de sacar en forma inmediata el oxígeno de la masa de forraje que se pretende conservar.
DIMENSIONAMIENTO
Las fórmulas para un correcto dimensionamiento de los silos, y la necesidad de sacar de la masa ensilada un espesor de 30 – 40 cm diarios para poder dar a los rebaños forraje con el mayor valor nutritivo posible son conocidas, solo falta aplicarlas con el fin de que todos los silos estén correctamente dimensionados y que se minimice la exposición al oxígeno del aire.
CONCLUSIÓN
La cosecha de forrajes en una tarea que en nuestro país se realiza desde hace tiempo con diferentes niveles de profesionalismo y éxito, generalmente asociado al empeño puesto en la obtención de calidad.
Para poder lograr un salto cualitativo relevante en los forrajes conservados, es que se deberá poner como premisa fundamental, la recolección de la mayor cantidad de nutrientes posibles por hectárea con el objetivo de acelerar los procesos productivos en nuestro país; más aún cuando las condiciones de mercado son propicias para la implementación de nuevos procesos y tecnologías.